Mi infancia en Úbeda: Aprendiendo a asumir responsabilidades

by Fernando G. Guerrero | February 28, 2016 18:47

Creo que fue en cuarto curso de primaria (con 9 años de edad) la primera vez que me nombraron delegado de curso en los Salesianos de Úbeda. Los años siguientes repetí esta responsabilidad en diferentes cursos. De este modo me tuve que enfrentar a la tesitura de ser elegido, pero también a ser rechazado. A ser aceptado, pero a ser atacado también.

Un poco más tarde, me enfrenté a un reto mayor: dirigir el Grupo de Teatro Molière.

Como ya he comentado antes, me inicié al teatro en los Salesianos de Úbeda, pero no solamente como actor, sino que muy pronto, con solo once o doce años, decidimos montar un grupo de teatro, gestionado por nosotros mismos, con el apoyo total del colegio.

Nosotros seleccionábamos las obras a representar, las dirigíamos, las interpretábamos, hasta buscábamos fuentes de financiación para cubrir los pocos gastos necesarios para su representación. Organizamos alguna lotería para recaudar fondos, que celosamente guardábamos en nuestra “crumena” (nombre latino que daban a una bolsa-monedero de piel), y con ello comprábamos material de vestuario o cualquier otra cosa que pudiéramos necesitar.

La gestión interpersonal siempre es la clave de cualquier equipo

Pero también había que lidiar con temas interpersonales, gestionar las diferentes expectativas de cada miembro del grupo, asignando a cada cual el papel más adecuado, pero al mismo tiempo asegurándose de que nadie se quedaba descolgado.

Normalmente las representaciones resultaban exitosas, pero a veces no lográbamos conectar con el público. Aprender a vencer el pánico al fracaso, y a sobreponerse a los problemas, es algo que todos tenemos que hacer, pero cuando te sientes responsable de un equipo, es algo mucho más importante, y que te obliga a no dejarte caer, para que el equipo no caiga contigo.

La gestión del grupo era muy colegiada, donde todos participábamos en gran medida, pero yo me sentía personalmente responsable de cada problema que pudiéramos sufrir.

Supongo que el colegio nos supervisaba, pero sentíamos una libertad casi total. Llegó un momento en el que el colegio delegó en nosotros la organización de una fiesta central del colegio, donde la representación de una obra de teatro por parte de nuestro grupo era solo una parte más de la celebración, como en el programa que puede verse en la imagen que sirve de ilustración de este artículo.

Por supuesto que en esa responsabilidad cometí muchísimos fallos, pero estoy seguro de que estar expuesto a responsabilidades de gestión a esa edad, marcó mi futuro profesional.

Una vez probado, el veneno de la gestión permanece en la sangre

Más tarde, en los Salesianos de Cabezo de Torres, a pesar de ser el novato de la clase, me nombraron de nuevo delegado de curso. Y el último año antes de la universidad, haciendo COU en el Instituto Cardenal Belluga de Callosa de Segura, volví a repetir esa responsabilidad, en ese curso que todos los de mi edad recordaremos como “el curso que murió Franco”, y que yo siempre recordaré como el curso en el que me enamoré de mi compañera de toda la vida, pero esa ya es otra historia.

De nada hubiera servido asumir estas responsabilidades si el colegio no hubiera estado dispuesto a delegar ciertas funciones en nuestro grupo, haciéndonos sentir realmente responsables de nuestras decisiones. Teniendo en cuenta nuestra edad, tenían toda la excusa del mundo para no delegar nada de nada, pero lo hicieron, y con ello contribuyeron a nuestra formación, más allá de lo que indicaban los programas oficiales de estudios.

Estoy seguro de que esa experiencia de asumir responsabilidades organizativas y de liderazgo, durante mi infancia en Úbeda, haya sido el germen de mis inclinaciones empresariales muchos años más tarde.

Source URL: http://www.fernandogguerrero.com/mi-infancia-en-ubeda-aprendiendo-a-asumir-responsabilidades/