by Fernando G. Guerrero | May 12, 2019 13:31
Esto que escribo a continuación es una ficción “novelada”, pero que no es muy diferente de la realidad de mi vida y de la gran mayoría de mis compañeros de trabajo.
Mi despertador suena a las 6:30 y directamente me viene a la cabeza ese algoritmo que no acababa de funcionar bien ayer. ¡¡Alto!! ¡¡NO es horario de trabajo aún!! Intentaré pensar en algo diferente para no tener que fichar desde mi móvil inmediatamente.
Es curioso que cada día siga las mismas rutinas desde que abro los ojos hasta que abro mi laptop para empezar a trabajar. Parecería que sigo los dictámenes de un algoritmo vital que gobierna mis actos. De hecho, se parece a aquél procedimiento que estamos intentando implementar en aquél cliente… ¡Ya estamos otra vez con esto de pensar en el trabajo fuera del horario laboral!
Mi mente no entiende de horarios
Desayuno y recibo una llamada de un compañero, que va camino de un cliente y me pide si por favor le puedo contar un resumen de mi reunión con ese cliente la semana pasada. Media hora más tarde, el café se ha enfriado y me tocará hacerme otro (o mejor le echo cubitos y andando). ¡¡¡Horror!!! ¡¡¡Se me olvidó fichar online en el control horario de la empresa antes de empezar esa conversación¡¡ Ahora ¿cómo justifico este tiempo?
Camino del trabajo no dejo de pensar en ese puñetero algoritmo… Para andar así, debería haber fichado antes de salir de casa…
¿Qué pasa con el tele trabajo?
En el trabajo estoy solo esta mañana, todos mis compañeros están trabajando desde casa o desde la oficina de algún cliente. ¿Habrán fichado antes de salir camino del cliente o al llegar? y los que están en casa… ¿Habrán fichado al poner en marcha el ordenador? ¿O al hacer login? ¿o al abrir el Outlook? ¿o al abrir Visual Studio? ¿o habrán fichado nada más despertarse? Al fin y al cabo, seguro que antes de poner en marcha el ordenador ya han dado con la tecla de esa procedimiento que se había enquistado.
He quedado a comer con un compañero de trabajo, en el club social de la universidad, así que más vale que salga para allá de inmediato, si no quiero hacerle esperar. Soy un máquina: me he acordado de fichar en la aplicación de control horario que he pausado el trabajo para ir a comer. Parece que me voy acostumbrando a esta nueva rutina.
Durante la comida, hemos terminado enfrascados en una de esas interminables conversaciones técnicas, documentadas en servilletas de papel, que tan beneficiosas han resultado para la industria del software durante las últimas seis décadas. Y el caso es que hemos logrado una solución que parece bastante elegante, eficiente, y realizable en un tiempo y coste razonable. ¡¡Olé por estos dos colegas!! ¡¡somos unos monstruos!!
En vez de volver a la oficina, voy a irme para casa, y trabajaré desde allí esta tarde, que a media tarde tengo que acompañar a mi hija al médico.
Ya estoy en casa y en marcha. Tengo que llamar a mi compañero cuanto antes, porque conduciendo para casa he descubierto un gazapo en la solución que hemos diseñado durante la comida. ¡¡¡¡¡Ya se me olvidó fichar en el control horario!!!!! ¿Debería haber fichado antes de comer? al fin y al cabo nos hemos tirado la comida currando de lo lindo 🙂 . Y si no hubiera estado pensando en la solución durante el viaje a casa, no hubiera descubierto este gazapo. ¿Y cómo narices considero todo este tiempo? ¿Tiempo de trabajo? ¿tiempo indefinido?
¿A quién beneficia esta medida?
¿Qué aporta a mi trabajo todo este control horario? ¿Cómo hace que mi trabajo sea más eficiente? ¿Cómo logro que los proyectos, y la empresa para la que trabajo, sean más rentables?
¿Tendré que fichar cuando paro para tomar un café? ¿o cuando comento u rato con los compañeros el último capítulo de Juego de Tronos? ¿o cuando me llama mi padre para que no se me olvide que este sábado tenemos comida familiar? ¿O si tengo que llevar el coche al taller? De verdad que no tengo nada claro los beneficios que esta medida legal trata de aportar a mi entorno laboral.
En mi empresa siempre han sido flexibles con mi horario, y mis obligaciones familiares, y mis días libres, a cambio de que yo siempre dé a la empresa lo mejor de mí. Hasta ahora, no llevábamos un control detallado de horarios, aunque yo siempre he procurado que mi dedicación fuera la adecuada, compensando siempre aquellos periodos en los que haya tenido que atender asuntos privados.
Mi trabajo siempre se ha remunerado de acuerdo a mi rendimiento, compromiso y dedicación, así como a los resultados de la empresa. Siempre me pareció un buen trato. ¿Cambiará todo esto con el control horario?
Pésima medida para cambiar el modelo productivo hacia una economía del conocimiento
Para algunos parecerá una ficción, para otros es simplemente nuestro día a día. Nuestro cerebro empieza a lidiar con asuntos laborales desde que nos despertamos hasta que nos dormimos, y a veces hasta soñamos con ello. No es una queja, es simplemente el reflejo de una realidad en la que nos movemos la mayoría de los que nos dedicamos a actividades que tienen que ver con el conocimiento, la ingeniería, la informática, y la gran mayoría de las profesiones laborales.
Si el gobierno de España está realmente interesado en cambiar el modelo productivo, y potenciar la economía del conocimiento, realmente se han lucido con esta nueva medida.
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